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Muchos nos preguntan cuál es el secreto de la suprema calidad de nuestra carne. Este secreto empieza, sin duda, por la selección de los animales y su cuidado durante años en nuestra finca, con una alimentación a base de maíz y hierba que contribuye a criar nuestros enormes bueyes de hasta 1.500 kilogramos.

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En realidad, casi nada es buey.

Usted acude a muchos restaurantes y esperando degustar ese chuletón de buey que ofrece la carta, pero en realidad el chuletón fileteado que llegue a su mesa, casi con total seguridad, será en realidad vaca.

Podrá disfrutarlo mucho, pero seguirá siendo vaca.

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El sosiego del entorno y la alimentación natural (pasto natural concentrado con cereal también natural), hace que los animales sufran apenas estrés, lo que redundará después en una carne más sabrosa, tierna, y que madurará mejor en nuestras cámaras frigoríficas hasta su consumo.

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Bueyes que, podemos considerar, prácticamente están en peligro de extinción, pues apenas unos pocos ganaderos mantienen su costosa crianza de largo recorrido. Por ello en nuestra finca de Cuéllar pastan algunos de los escasos bueyes de España. Este reducido número de animales hace que no sea buey todo lo que reluce…

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En nuestras tierras los bueyes disponen de agua fresca, hierba en abundancia, y maíz, que combina siempre con productos naturales como la cebada y el centeno. A los animales les gusta tanto la dieta que se comen hasta 20 Kg a su antojo, amparados por la tranquilidad y sosiego de los prados donde pastan. Éste es el menú de los bueyes más viejos –los de más de 6 años– que la Brasería de Cuéllar tiene en su ganadería.

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Desde siempre (desde el año 2006) a nuestra ganadería solo llegan bueyes seleccionados, muchos de ellos procedentes de encierros por lo que son animales “trabajados” que por esta razón darán una carne extraordinaria.